MANIPULACIONES PARA DESVIAR LA ATENCIÓN. Bonifacia Nguema Yembi

Quienes trabajan para el régimen de Obiang, decirles que la muerte de una simple persona no es importante, por mucho que se la inventen para desviar la atención, porque por muy presidente y dictador longevo que sea ése señor, no deja de ser una simple persona que tarde o temprano se morirá, como todos nosotros, seres efímeros. Le llorarán sus seres queridos, familia, mujeres e hijos, otros que le rodean por interés se esfumarán sin dejar rastro porque ya no habrá bote del que chupar. Nada nuevo bajo el sol.

Lo importante de una persona no es su muerte, es el legado que deja, bueno o malo, lo que uno hace en vida, y Obiang ha hecho demasiado daño, de hecho, personalmente me gustaría que Obiang, antes de la inevitable muerte, tenga que pasar por tribunales internacionales para ser juzgado por innumerables crímenes contra muchísimos guineanos, que han perdido la vida, han quedado lisiados de por vida, traumatizados de por vida, sin hablar de los que han tenido abandonar su patria y no pueden volver, por la represión inmisericorde del régimen de este hombre y sus incondicionales.

El legado es el que te condena, o deja un recuerdo imborrable en la memoria de tu gente, y Obiang, lo digo con toda seguridad ha perdido esto último. Le aseguro a Obiang que el pueblo de Guinea Ecuatorial no se acordará de él por darles una mejor vida mientras gobernó, todo lo contrario, muchos guineanos de bien, aunque no lo digan se alegrarían de que Obiang se vaya, porque la mayoría de los guineanos añoran un nuevo comienzo para nuestro país.

¿Cuántas personas tienen que perecer para que Obiang se mantenga en su sillón? En más de cuatro décadas Obiang se las ha arreglado para renovar su régimen, va cambiando a las personas que ya no le son leales, o ya no obedecen sus designios, y pone a otros nuevos que están decididos a hacer cualquier cosa por él. Nunca le faltará gente ambiciosa, inmorales y sin escrúpulos, capaces de cualquier cosa por dinero o por un cargo en su gobierno, y así durante cuatro décadas.

Ya estamos hartos de secuestros a opositores, tanto dentro del país como desde el extranjero, como recientemente está investigando la justicia española. Ya estamos hartos de encarcelaciones, de torturas, de persecución por cuestiones políticas, hartos de ver cómo se tergiversa la realidad cotidiana, hartos de la represión, intimidación y persecución permanente a los que exigen libertad, derechos y justicia.

Estamos hartos de la corrupción, hartos de ver cómo unos pocos viven a cuerpo de rey mientras la inmensa mayoría bebe la miseria, hartos de ver a Obiang y su familia hacerse de oro, millonarios, llevándose dinero que podría servir para mejorar las condiciones de vida del país, aliviar el sufrimiento de los más necesitados, mejorar el salario de los funcionarios, etc. Ya estamos hartos de todo.