Si en 2012 José Patrocínio no tuvo dudas cuando decidió no votar, pese a haber hecho lo posible para garantizar un proceso transparente, ahora las certezas de este activista angoleño, irritado hace años con su partido de siempre, el MPLA, son bien diferentes. “Esta vez voy a votar, con toda seguridad, el contexto es distinto, casi todo es diferente”, afirma sin dudas, en el principio de una conversación telefónica desde Benguela, muchos quilómetros al sur de la capital de Angola, Luanda.
Patrocínio, coordinador de la asociación Omunga (Unión, en umbundo), que incentiva la participación cívica e informa de las violaciones de los derechos humanos un poco por todo el país, no es el único angoleño que habla de un cambio significativo en el camino hacia las elecciones del de 23 de Agosto. Habla de unos electores más atentos y exigentes, de “un debate político serio” y de una “expectativa real con respecto a unos resultados que no están decididos de entrada”.
¿Qué ha cambiado? Muchas cosas, pero lo fundamental, repiten politólogos, activistas y políticos, es la salida de la escena de José Eduardo dos Santos (JES) y su sustitución por el hasta ahora ministro de Defensa, João Lourenço. Al final, estas son sólo las cuartas elecciones desde la independencia y las primeras en las que “Zedú” (como se llama al jefe de Estado en el poder desde 1979) no es candidato.
“Los medios de la presidencia siguen utilizándose en la campaña, pero no hay aquel aparato, no hay aquella actitud mayestática, el ambiente que se vive es ya el de unas elecciones disputadas. Antes lo que había eran plebiscitos para la consagración” del jefe, describe Nelson Pestana, politólogo e investigador del Centro de Estudos e Investigação Científica da Universidade Católica de Angola.
Claro que hay vicios difíciles de abandonar. “Si miramos a la comunicación social, todo hace campaña a favor del MPLA”, (Movimento Popular de Libertação de Angola), antiguo partido único. “La diferencia es que la ley obliga ahora a dar tiempo a todos los partidos, son cinco minutos en la televisión y diez en la radio”, explica el también candidato en las listas de CASA-CE, la coalición Convergência Ampla de Salvação de Angola, fundada poco antes de las elecciones de 2012, a tiempo para conseguir ocho diputados.“El problema es que estos espacios son antes del telediario y lo que sigue después es una hora en la que todo en la que todo lo que se ha dicho es deconstruido y se reduce a mensaje del poder.”
“Yo no creo que haya habido fraudes masivos en las elecciones anteriores. Pero el voto al MPLA no era consciente, las personas simplemente votaban, sin convicción”, dice José Patrocínio. “La salida de José Eduardo dos Santos ha creado otro estado de ánimo, ahora las personas empiezan a creer que hay alternativas”.
Marcos Mavungo, veterano activista que conoce muy bien las prisiones de Angola, dice que “el país ha cambiado realmente en los tres últimos años”, cuando se hizo visible “esta lucha, la negación de la lógica que gobierna el país desde los años 1970”. Mavungo hablaba ante una audiencia atenta que se reunión en julio en un hotel de Lisboa para debatir sobre “Angola, que futuro?”.
Sentado junto con Sedrick de Carvalho, periodista y uno de los 15+2 (como se ha acabado conociendo a los activistas condenados el año pasado en rebeldía, tras ser detenidos mientras debatían un libro), Mavungo subrayó el papel de estos jóvenes del llamado Movimento Revolucionário, que “acaba de demostrar que es posible hacer oposición a esta tiranía que decidió establecerse en Angola, a este despotismo feudal” al que los angoleños parecen haberse habituado. “Yo soy viejo, pero soy ‘révu’”, afirmó.
Más allá del coraje de los “révus”, Nelson Pestana enumera los factores que hay detrás del cambio.“Por un lado, con la crisis, hubo una degradación de la vida social, al mismo tiempo que tenía lugar un proceso de madurez de la ciudadanía; esto coincidió con un cambio generacional que hizo menos eficaz la máquina de terror del MPLA – decían que solo ellos podían conservar la paz y mantenían a la población bajo amenazas, pero ahora la mayoría, los jóvenes, han dejado de tenerles miedo, se preocupan fundamentalmente del desempleo. Hay una generación formada en las universidades, incluyendo hijos de gente que se benefició con el régimen, y que ahora no sabe qué hacer – los que aspiran a constituir la llamada clase media se han convertido en un motor del cambio muy importante”.
Los sondeos
Los sondeos que se han publicado en una campaña que empezó el 21 de julio anticipan escenarios impensables hace pocos meses. En el último, el MPLA alcanza el 38% de las intenciones de voto, frente a la UNITA (União Nacional para a Independência Total de Angola), que obtiene el 32%, y de CASA, que consigue el 26%. Lo relevante aquí, como señala Nelson Pestana, no es quien queda el primero, es que la suma de los dos principales partidos de la oposición supera al partido en el poder. En la encuesta encargada por la presidencia a la empresa brasileña Sensus, el 91% de los angoleños “consideran que los dirigentes dan prioridad a sus intereses personales, en detrimento de los intereses del Estado y de la población”.
Sondeos anteriores situaban a CASA delante de la histórica UNITA, algo que os analistas explican con la entrada en la coalición del Bloco Democrático, partido que apela a un voto joven y urbano, y también al trabajo del exdirigente de la UNITA Abel Chivukuvuku, que ha pasado los últimos cinco años visitando musseques y barrios periféricos. Sea como fuera, si estos resultados estuvieran tan solo cercanos a la realidad, Angola se dispone a a vivir un momento absolutamente histórico, después de las victorias del MPLA con un 82% en 2008 y 72% en 2012.
Casi el 64% de los angoleños viven en centros urbanos y el 63% de los diez millones de habitantes tiene menos de 24 años.
En una situación normal
“Perfectamente posible”, responde Marcolino Moco, ex-primer-ministro y miembro del MPLA, muy crítico con “Zédu”, cuando se habla de una derrota de João Lourenço. “Solo hay dudas porque el partido invade la comunicación social, controla los medios públicos y es propietario de los privados”, afirma, al teléfono. “En una situación normal sería impensable que un partido de este tipo ganase, un partido que se apropió del Estado sin ningún pudor, con un presidente que puso a su hija al frente de la [petrolera] Sonangol y a su hijo a dirigir los fondos soberanos, todo ello a plena luz…”, dice el político.
Moco no esconde que JES, “dio primero un golpe en el MPLA, haciéndose dueño del partido y agostando cualquier discusión, y después se hizo dueño también del país”. Todo esto tiene sentido y, al mismo tiempo, parece increíble. “La perspectiva de bajar del 40%, el hecho de poder perder las elecciones con los medios todos de los que se apoderó … El MPLA está en una situación angustiosa, es mi partido, pero está desesperado y eso se nota”, afirma Moco.
El político, que es también escritor, como confirmó esa desesperación en un episodio reciente: entrevistado durante un encuentro de escritores, vió sus palabras “publicadas” por la TPA (Televisão Pública de Angola) de tal manera que parecía “el mayor adulador de Angola”. “Claro que yo tenía que reconocer algún mérito a JES: que mantuvo la integridad territorial y condujo el proceso de paz, pero señalé la corrupción desvergonzada cuando se construyen aeropuertos monstruosos y hay hospitales sin jeringuillas…”
Sin embargo, el que ordenó la “publicación” no tuvo en cuenta que nadie iba a creer que Marcolino Moco hubiese cambiado tanto de opinión y el trueque se “volvió en su contra”.
De acuerdo con la actual Constitución, el líder del partido más votado es Presidente y jefe del Gobierno, independientemente de que tenga mayoría en el Parlamento. Ahora bien, asegura Nelson Pestana, CASA y UNITA están de acuerdo: se consiguen mayoría van a hacer aprobar una nueva Constitución que recupere la figura del primer ministro y pueda “prever el delito de alta traición para quien desestabilice las instituciones, fijando también reglas para la destitución del Presidente”.
“Tanques en la calle”
Nelson Pestana y José Patrocínio hablan también de los ataques que han sufrido algunos miembros de la oposición – “Cuanto más al interior, más vulnerables son”, opina Patrício – y en cuanto a los indicios de irregularidades: la Comisión Electoral quiere que los votos se envíen desde las provincias para contarlos en Luanda, donde el aparato tiene mayor control; hay gente de la oposición censada como elector en municipios muy distante del suyo, incluso en otras provincias… Quejas que CASA,UNITA, el PRS (Partido da Renovação Social) y el FNLA (Frente Nacional de Libertação de Angola) van a llevar a un reunión de urgencia con la Comisión Electoral este próximo martes.
Todos hablan de un posible “pucherazo”, pero nadie cree que llegue a alterar los resultados y a impedir el cambio que se avecina. El activista José Patrocínio no quiere creer que el MPLA rechace los resultados, pero sabe “que no sería el primer caso en la región” y dice que está preparado para “todas las hipótesis”. Prefiere pensar que dentro del partido vencerán los que están preparados para hacer política, negociar, alcanzar consensos… Nelson Pestana está “muy receloso respecto al fraude”. Suceda lo que suceda, como garante, “la oposición va a estar toda unida en bloque” y si ellos quisieran adulterar los resultados o impedir el cambio “van a tener que sacar los tanques a la calle. Ahora no va a aceptarse cualquier cosa”.