El acuerdo para limitar la producción de crudo alcanzado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha sorprendido al mundo. Nadie esperaba que eso pudiera suceder vistas las grandes tensiones que existen entre sus dos principales miembros, Arabia Saudí e Irán, y que hicieron fracasar un acuerdo similar el pasado mes de abril. Pero al final la necesidad de intentar estabilizar los bajos precios del crudo se ha impuesto. Otra cosa es que realmente se pueda conseguir, ya que el citado acuerdo presenta muchas incertidumbres.
El acuerdo alcanzado por la OPEP, que representa el 40% del mercado mundial de petróleo, pretende limitar la producción de crudo entre 32,5 y 33 millones de barriles diarios, lo que supondrá apenas una reducción de 1,2 millones de barriles diarios menos frente a los niveles récord alcanzados en agosto. Para ello Irán ha aceptado congelar su producción actual, mientras que Arabía Saudí la reducirá ligeramente.
Pese a que el mercado petrolero ha reaccionado con un fuerte tirón inicial de los precios, existen, sin embargo, muchas dudas entre los analistas con respecto a la eficacia del citado acuerdo en el medio y largo plazo. Habrá que esperar a la próxima reunión de la OPEP en Viena, a finales de noviembre, para comprobar la confirmación de las medidas ahora acordadas, la distribución efectiva de las nuevas cuotas de producción y ver si otros países productores no miembros de la organización se suman a la iniciativa, como es el caso de Rusia, aunque de momento ha avanzado ya que no lo hará.
El poder de la OPEP para controlar el mercado del petróleo, como se ha demostrado en los últimos años, ha sufrido un fuerte deterioro porque el gran consumidor mundial de crudo, que era Estados Unidos, se ha convertido en el primer productor del planeta gracias a sus explotaciones de fracking. A partir de ahora se verá si la OPEP puede recuperar su capacidad de presión, lo que exigirá, en cualquier caso, una gran disciplina de sus miembros que hasta ahora nunca se ha conseguido.
Parece realmente difícil, sin embargo, que se pueda consolidar una subida sostenida de los precios del petróleo, ya que la producción total en el mundo es muy elevada. Pero si realmente se produjera, la economía mundial sufriría dos efectos. El primero sería la recuperación de las economías de los países productores. El segundo, la subida de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo en los países consumidores, que en los últimos años se han beneficiado de un importante ahorro energético que ha actuado como estímulo del crecimiento económico».
http://www.lavanguardia.com/opinion/20160930/41674238281/acuerdo-sorpresa-de-la-opep.html