Juan Carlos Angué Ondó está en Paris.

Según nuestras noticias, Angué Ondó, junto con uno de sus hermanos, pisó territorio francés en la madrugada del pasado martes. Procedían de un país africano.

De esta manera puede darse por finalizado, por el momento al menos, el segundo episodio de disidencia grave que se produce en los últimos tiempos en el seno del régimen guineoecuatoriano.

La primera de estas fracturas recientes se produjo en la Navidad de 2017 cuando se hizo evidente la complicidad de un grupo de «jóvenes promesas» del PDGE en un intento desestabilizador que apuntaba directamente contra la sucesión, decidida ya, del dictador en el mayor (y más impresentable) de sus hijos, Teodoro Nguema Obiang Mangué (alias Teodorin), auspiciado siempre por su madre (Constancia Mangué Nsue Okomo, la primera dama).

Estos dos episodios (con una apariencia muy diferente) son, sin embargo, expresión de una mismo hecho político, muy evidente ya y que va a condicionar decisivamente el futuro del PDGE y su régimen: la incapacidad, y la falta de voluntad, de Teodorin para mantener los consensos (forzados, pero reales) que han permitido a su padre mantenerse durante décadas en el poder.

La llegada al poder de Teodorin, si finalmente se produce, tendrá lugar en medio de un periodo de enfrentamientos, de rivalidades extremas, de expulsiones y de violencia dentro del propio régimen y también de violencia y recrudecimiento de los abusos hacia el conjunto de la sociedad guineoecuatoriana…

Otro día hablaremos de lo que (en nuestra opinión) pueden y deben hacer las fuerzas políticas guineanas ajenas la nguemismo.